El invierno es una de las mejores estaciones para descubrir y comprobar la eficacia de los aceites esenciales para tratar trastornos habituales estacionales.
Existen numerosos aceites esenciales cuyas propiedades anti-infecciosas, inmunoestimulantes, antivirales y tonificantes son conocidas y estudiadas científicamente. Son en gran parte los aceites esenciales ricos en alcoholes terpénicos y óxidos terpénicos los que nos interesan para el invierno, especialmente estos últimos por sus propiedades anticatarrales y antivirales excepcionales. Para las infecciones más importantes se recurre a aceites esenciales ricos en fenoles, unas moléculas destacables por su alto poder anti-infeccioso de amplio espectro.
El modo de acción de los aceites esenciales se conoce cada vez mejor gracias a estudios científicos (1) y más concretamente en lo referente a la acción bacterida o virucida de algunos aceites esenciales. Es el caso por ejemplo del muy investigado aceite esencial de orégano compacto (2) o del aceite esencial de árbol del té (3).
El orégano al igual que todos los aceites esenciales con propiedades antibacterianas destruye únicamente las bacterianas patógenas respectando el ecosistema microbiano del organismo. Los aceites esenciales actúan de forma global, contribuyen a reforzar el terreno y estimulan el sistema inmunitario.
En este artículo propongo una selección no exhaustiva de aceites esenciales para tratar las dolencias más comunes. Los he elegido por su fácil manejo y porque son aceites esenciales seguros desprovistos de efectos segundarios en dosis fisiológicas. Los aceites esenciales suelen ofrecer muchas propiedades distintas, menciono únicamente las que son interesantes para tratar patologías de invierno.
Antonia Jover
Aromatóloga
antonia.jover@flor-esser.com
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